La lección de anatomía

La lección de anatomía

jueves, 28 de agosto de 2014

SÍNDROME DE MARFAN

SÍNDROME DE MARFAN



El síndrome de Marfan es un trastorno de los tejidos conjuntivos que afecta principalmente al esqueleto, los ojos y el aparato cardiovascular. Lo padece 1 de cada 5000 personas; 70-85% de los casos son familiares y se heredan de manera autosómica dominante, mientras que el resto se trata de casos esporádicos por mutaciones de novo.
Se debe a un defecto hereditario de la glucoproteína extracelular fibrilina 1. La fibrilina es el componente principal de las microfibrillas presentes en la matriz extracelular, las cuales se encargan de aportar el andamiaje sobre el que se deposita la tropoelastina para formar las fibras elásticas. Si bien podemos encontrar microfibrillas en todo el cuerpo, éstas abundan en la aorta, los ligamentos y las zónulas ciliares que dan soporte al cristalino, por este motivo, como se dijo al principio, son los tejidos más afectados en esta enfermedad. 
La fibrilina existe en dos formas homólogas: la 1 y la 2, codificadas por los genes FBN1 y FBN2, respectivamente. Las mutaciones en el gen FBN1 conducen al síndrome de Marfan, en tanto que las mutaciones en el gen FBN2 son menos frecuentes y producen aracnodactilia contractural congénita, caracterizada por malformaciones esqueléticas. A través de diversos estudios, se ha podido demostrar la existencia de más de 600 mutaciones diferentes en el gen FBN1 presentes en individuos con síndrome de Marfan; la más frecuente es la mutación de sentido erróneo que provoca la formación de fibrilina 1 anormal.



Las alteraciones genéticas son la característica más llamativa de este síndrome. Con frecuencia el paciente es inusualmente alto, con extremidades demasiado largas y dedos largos y afilados tanto en las manos como en los pies. Los ligamentos articulares de las manos y los pies son laxos, esto sugiere la presencia de una articulación doble. Es común que estos pacientes puedan hiperextender el pulgar hasta la muñeca. La cabeza suele ser dolicocéfala (larga), con abombamiento de las eminencias frontales y rebordes supraorbitarios prominentes. A nivel vertebral puede haber cifosis, escoliosis, rotación o deslizamiento de las vértebras torácicas o lumbares. El tórax se presenta con un aspecto deformado, correspondiendo a un pectus excavatum (esternón deprimido) o  al "pecho de paloma"

Con respecto a los cambios oculares, el más frecuente y característico es la subluxación bilateral o luxación del cristalino, que se llama ectopia lentis. Es una alteración sumamente infrecuente en pacientes sin el síndrome de Marfan. 
Sin embargo, son las alteraciones cardiovasculares las que amenazan la vida de estos pacientes. Las dos lesiones más frecuentes son el prolapso de la válvula mitral y la dilatación de la aorta ascendente por necrosis quística de la media, siendo esta última la más importante. La pérdida de soporte de la media determina una dilatación progresiva del anillo valvular aórtico y la raíz de la aorta, dando lugar a una insuficiencia aórtica grave. El debilitamiento de la media predispone a los desgarros intimales, que pueden iniciar un hematoma intramural que separa las capas de la media, llevando a la disección de la aorta. Tras separar las capas de la aorta, la hemorragia suele romper la pared aórtica, siendo la causa de muerte en el 30-45% de los pacientes con esta enfermedad. 
Dilatación de la raíz aórtica
Si bien las lesiones valvulares mitrales son las más frecuentes, tienen menor repercusión clínica que las lesiones aórticas. La pérdida del tejido conjuntivo de las valvas de la válvula mitral las vuelve blandas y maleables, determinando lo que se conoce como "válvulas fofas". Las lesiones valvulares junto con la elongación de las cuerdas tendinosas, provoca la insuficiencia mitral. Algo similar puede ocurrir con la válvula tricúspide y, con menor frecuencia, en la válvula aórtica. La ecocardiografía es de suma importancia a la hora de detectar estas malformaciones cardiovasculares, es una herramienta de gran utilidad en el  diagnóstico del síndrome de Marfan. El mayor porcentaje de muertes se deben a la rotura de las disecciones aórticas, seguidas de la insuficiencia cardíaca. 


Existe una gran variabilidad clínica en este trastorno genético. Por ejemplo, pacientes con grandes alteraciones oculares o cardiovasculares pueden presentar escasos cambios esqueléticos y viceversa. Aunque puede existir variabilidad clínica dentro de una misma familia, la variabilidad es mayor de una familia a otra. Debido a estas variaciones, el diagnóstico del síndrome de Marfan, se basa en la afectación de dos de los cuatro sistemas orgánicos (esquelético, cardiovascular, ocular y piel) y la afectación menor de otro órgano. 

Desafortunadamente, hasta el momento no se ha arribado a una cura para este trastorno. Quienes padecen esta enfermedad deben realizarse radiografías de tórax y ecocardiografía al menos una vez al año. También es importante vigilar la aparición de desprendimiento de retina. Debido a la variabilidad de los síntomas, cada paciente va a requerir de un tratamiento personalizado dependiendo de sus afectaciones. 
Se cree que Abraham Lincoln padeció el síndrome de Marfan
En las últimas dos décadas, gracias al diagnóstico precoz, el tratamiento y principalmente a la cirugía preventiva de la aorta, se ha logrado que la esperanza de vida de estos pacientes pasara de los 45 a los 72 años