La lección de anatomía

La lección de anatomía

sábado, 23 de febrero de 2013

ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS

ENFERMEDADES PSICOSOMÁTICAS







El término psicosomático surgió en el siglo XIX como resultado de una polémica entre quienes sostenían el predominio de los factores psicológicos en la enfermedad física y quienes afirmaban que los factores orgánicos eran decisivos en la producción de la enfermedad.



Actualmente, la palabra "psicosomático" se utiliza en cuatro sentidos principalmente:

  1. Para expresar las relaciones fisiopatológicas entre el cuerpo y la mente
  2. Para designar un grupo de enfermedades en las cuales los factores psíquicos parecen determinantes
  3. Para denominar el intento de quienes consideran que la medicina debe superar la dualidad cuerpo-mente
  4. También se la emplea para describir una rama de la medicina, la medicina psicosomática, encargada de estudiar y destacar el papel de los factores psíquicos en la etiología de muchas enfermedades y en el mantenimiento de la salud.

Solo con fines prácticos, resulta útil jerarquizar la presencia en estas enfermedades de síntomas físicos que afectan, generalmente, a un solo sistema de órganos con inervación del sistema nervioso autónomo.
En la mayoría de los casos, estos pacientes son derivados hacia los profesionales de la salud mental tras haber acudido a médicos clínicos, cirujanos, dermatólogos, gastroenterólogos, etc. 
Si bien se piensa que no existen enfermedades en las cuales los factores psíquicos no influyen sobre su evolución, a fin de poder clasificarlas y tratarlas de manera efectiva, se las divide en tres grupos:

  • GRUPO 1: Patologías sin determinismo psíquico demostrable. Si bien resulta imposible imaginar situaciones concretas en las cuales los únicos factores en juego son los orgánicos  es útil postular que existen enfermedades cuyo determinismo orgánico es prevalente, por ejemplo: enfermedades congénitas producto de mutaciones genéticas.
  • GRUPO 2: Patologías con determinismo orgánico y psíquico. En este caso, el factor psíquico influye a través de sutiles desequilibrios endócrinos, metabólicos e inmunológicos que modifican las defensas orgánicas.
  • GRUPO 3: Patologías con determinismo psíquico. Se caracterizan por un fracaso en la posibilidad de experimentar los conflictos y sus consecuencias en el plano mental. Las primeras experiencias infantiles son de gran importancia en este grupo y evidenciarán la marcada incompetencia materna para satisfacer las necesidades del bebé.

Para algunos autores, las enfermedades psicosomáticas son un fenómeno universal; para otros, las mismas no exceden los siete cuadros clásicos de Alexander, caracterizados por lesión tisular:

  1. úlcera péptica
  2. colitis ulcerosa
  3. asma bronquial
  4. neurodermatitis (psoriasis y pénfigos)
  5. artritis reumatoidea
  6. hipertensión esencial
  7. tirotoxicosis

Visión más amplia de las enfermedades psicosomáticas
El paciente psicosomático


En la entrevista psicológica/psiquiátrica, estos pacientes se muestran sobrios, formales, respetuosos, llamando la atención la gravedad del padecimiento que los trae y, simultáneamente, la incapacidad de mostrar ansiedad o dolor psíquico. Pueden, sí, estar preocupados por la evolución de su enfermedad física. 
La posibilidad de tratamiento se relaciona directamente con:

  • La comprensión, de los profesionales del área clínica, de la etiopatogenia de las enfermedades psicosomáticas
  • La capacidad de establecer una buena relación médico-paciente
  • La conciencia del sistema nacional de salud para evaluar la característica autodestructiva de estas enfermedades
Suele decirse que estos pacientes presentan una personalidad infantil, ya que reaccionan frente a los conflictos directamente con su cuerpo, sin intermediación del pensamiento; a través del código visceral vehiculizan los afectos, como ocurre en los primeros años de vida. Se trata de pacientes que además tienen dificultades para registrar estados de tensión-relajación, placer-displacer, bienestar-malestar, cansancio-descanso; estas características los lleva a exigirse en extremo, cargándose de responsabilidades. Son "adictos al trabajo".
Las personas con patología psicosomática sufren una sobreadaptación (algo así como un "exceso de cordura") ya desde la infancia: aparecen como niños "muy buenos" que postergaron constantemente su necesidad de placer y la emergencia de sus afectos; su cuerpo emite entonces la señal de "así no puedo más" que su mente no puede poner en palabras.
Vale aclarar que no toda somatización es un enfermedad psicosomática; de hecho, existen somatizaciones esporádicas agudas desencadenadas por estrés, duelos, cambios, etc., que son reversibles y quien las padece reconoce estar atravesando "un momento difícil". Se diferencian de las enfermedades psicosomáticas porque estas tienen evolución crónica, con daño tisular e irreversible si no reciben tratamiento adecuado.

Para tratar a un paciente psicosomático, es importante tener en cuenta al entorno del mismo, en particular a su familia. Estas familias suelen presentar las siguientes características:
  • Privilegian la atención cuidadosa, aséptica, en horarios fijos, con escaso contacto piel a piel, falta de sostén del bebé.
  • Al comenzar la alimentación se eligen papillas en vez de alimento que permitan la vehiculización del sadismo oral.
  • Con el gateo y la bipedestación, el control se ejerce a través de la puesta de límites en el espacio a explorar; no se acepta la torpeza inicial.
  • el control de esfíteres se convierte en un trámite más, con rigidez horaria y sin el placer de reconocer el propio cuerpo.
Los padres del paciente psicosomático frecuentemente tienen características disímiles: uno es activo, voraz y calificado; el otro es pasivo y descalificado. El hijo se enfrenta entonces a dos opciones: tratar de ser como el primero, lo que lo lleva a fijarse ideales muy difíciles de lograr, o tratar de ser como el segundo, quedando desvalorizado. Es frecuente que los padres hayan postergado muchos proyectos personales, delegando en el hijo la misión de reivindicarlos, obligándolo a crecer de golpe, convirtiéndose en un adulto precoz, con mayor desarrollo en las áreas verbal y de acción.
Se dice que estos pacientes presentan un pensamiento "operatorio", es decir un pensamiento consciente, sin capacidad de fantasear, con escasa posibilidad de creación artística o científica, que se evidencia como una incapacidad de poner afecto en el vínculo.



Tratamiento

Debe ser bifronte, del cuerpo anatomofisiológico y psicoterapéutico individual y familiar. El primer objetivo es que el paciente sienta que no son pertinentes las modalidades de comportamiento que desarrolló hasta el momento. 
Por otro lado, como el síntoma psicosomático puede pasar de lo físico a lo psicológico y viceversa, debe tenerse en cuenta que el conflicto productor no desaparece al superarse el cuadro orgánico; debe tratarse también el síntoma psicológico. Una reacción posible de estos pacientes es que intentan sobreadaptarse al tratamiento para halagar al terapeuta, intentando mostrarse como pacientes perfectos.
La psicoterapia debe ser realizada por terapeutas especialmente entrenados, ya que tocar un área conflictiva de manera inadecuada puede producir un empeoramiento a nivel orgánico.
  

  


 


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